Los compañeros y Maslow

Es el principio de curso, todos estamos algo desorientados y disparamos preguntas en los foros, a los profesores, a los compañeros, incluso a nosotros mismos, “¿pero dónde me he metido yo?” Leer las guías de las asignaturas no hace más que multiplicar esas dudas, no porque no sean claras, sino porque es leyéndolas cuando nos damos cuenta de todas las tareas que tenemos que realizar, lecturas, debates en los foros, trabajos, porfolios… todo esto antes de los exámenes, y queremos tenerlo ya todo hecho, es más, queremos tener el máster acabado para ayer, antes siquiera de haberlo comenzado. Los profesores, quien más quien menos, nos van resolviendo dudas, pero somos los compañeros los que más apoyo nos damos unos a otros. Es apoyo moral sobre todo. Quizá no sepamos cuántas actividades obligatorias hay que hacer para “Histórica y Comparada”, pero sabemos que nadie lo sabe seguro, y eso consuela… “por lo menos no soy el único que está perdido…”
A principio de curso tuvimos la suerte de poder empezar a comunicarnos en un grupo de la red social Facebook creado específicamente para nosotros. Era y es una manera más rápida de comunicación que los foros de las asignaturas, y supone también un ambiente más relajado, menos formal que estos. Como dice un compañero en su blog, gracias a él: “conseguimos estar más cerca unos de otros”. Todo sea dicho de paso, cada herramienta sirve a un fin, y no podemos esperar contestación a nuestras dudas de los profesores en este grupo de Facebook, simplemente porque no están. También creamos una carpeta compartida gracias al software Dropbox donde compartir algunos materiales necesarios para realizar las actividades, así, si Marta encontraba un artículo necesario en la red antes que Antonio, lo colgaba en esta carpeta compartida, lo comunicaba en el muro de Facebook y así Antonio podría tal vez ahorrarse un tiempo de búsqueda, que podría emplear para otras actividades del máster, incluso quizá para otra actividades que no tuviesen que ver con el máster.
Gracias a este tipo de herramientas, y gracias a ese sentimiento de pertenencia al grupo de “los alumnos” fuimos tirando y hemos casi llegado (y superado) los exámenes de febrero. Al acabar la jornada laboral de Sandra, comienza su jornada estudiantil, y es la energía que le da el poder ayudar en una pequeña duda a Jesús lo que le hace no desanimarse y seguir adelante con las tareas del máster.

Dijo Maslow que, después de las necesidades fisiológicas de comer, respirar, etc. y después de la necesidad de sentirnos seguros en la familia, en el empleo, está la necesidad de afiliación. Los estudiantes de este máster buscamos (y encontramos) rápidamente este respaldo en los compañeros. No es tanto el hecho de que nos ayuden lo que nos hace no decaer en el esfuerzo, es el hecho de ayudar, de aportar y sentirnos parte de ese grupo tan especial de personas con tan diferentes bagajes, con tantos kilómetros de distancia entre nosotros pero con tantas ganas de superar las metas propuestas, con tanta fuerza de voluntad y ganas de compartir, porque, aunque tengamos diferentes pasados e historias de vida, vemos el futuro en un tono de color parecido, casi positivo. ¿O qué te pensabas?