El vuelo del moscardón y Guy Ritchie
Sin tiempo. No hay descanso. El último mes ha supuesto una
dura prueba para los sistemas nerviosos de los estudiantes del Máster en
Innovación e Investigación en Educación de la UNED, que ha producido el
endurecimiento de los protagonistas, ya se sabe, lo que no te mata, te hace más
fuerte. Hablo de mi experiencia, pero supongo que muchas compañeras y
compañeros se sienten identificados con esto: hace tres semanas y media estaba
terminando los últimos porfolios de Evaluativa y Cualitativa, los trabajos
individuales para Cuantitativa, Innovación e Histórica y Comparada, el trabajo en
grupo para Evaluativa y las actividades concretas de temas para Cualitativa.
Hace tres semanas y media. Con el tiempo justo, terminando los últimos
trabajos, teníamos que empezar a estudiar, ¿pero cuándo? Sin tiempo. No hay
descanso. Hace dos semanas y media estaba empezando a ordenar los apuntes y
anotaciones que había realizado durante el curso de las diferentes lecturas:
capítulos de libros, archivos pdf, archivos Word, e-book, trabajos propios, antiguos
y nuevos, para poder ponerme a estudiar definitivamente. Leer, repasar,
escribir, memorizar, pensar y aprenderse los exámenes anteriores son algunas de
las actividades de este período de exámenes, eso sin contar con la puesta en
marcha de un juego psicológico entre tú y cada profesor, como el policía intentando
meterse en la cabeza del asesino en serie para adelantarse a su próximo
movimiento “¿Qué vas a preguntar…?”.
No debe haber sorpresas. Se sabe qué han preguntado en años
anteriores, pero sin un contacto personal con ellos, es difícil conocer qué
temas o qué contenidos se emocionan al explicar, lo que sería un indicador de
una posible pregunta se examen. Por lo tanto, ese factor se descarta de la
fórmula. Hace dos semanas y media. Seguimos. Leer, memorizar, escribir, pronto
pasan a ser leer, mezclar, garabatear, todo esto teniendo en cuenta que es
durante el sueño cuando se asientan los conocimientos en nuestra memoria, que,
como la arena de playa en el agua, necesitan de la calma y el sosiego para
volver al suelo después de ser removida. Así que hay que dormir, ni mucho ni
poco, lo normal, al menos esto me dijeron a mí hace tiempo, así que yo lo llevo
a rajatabla, no porque a mí me guste dormir. Sin tiempo. No hay descanso. Hace
una semana y media estaba sumergido entre los supuestos y limitaciones del
análisis discriminante, los pasos para realizar una investigación histórica y conceptos
como auditoría, evaluación de programas o criterio. Hace una semana y media, “los
escribo otra vez a ver si ahora los recuerdo todos”. Las preguntas más abiertas
no preocupan tanto, si no me piden un contenido específico, si me dan la
posibilidad de narrar mis ideas, ahí gano yo, mi expresión y mi confianza. Sin
tiempo. No hay descanso. Hace media semana estaba en plenos exámenes, repasando
entre uno y otro y peleando contra la desmotivación: “pero si esto ya me lo se”
me decía, o “si cae esto, espero estar inspirado”. Pero todo ha acabado, somos
libres. Si se tuviese que poner una banda sonora a estas últimas tres semanas y
media de mi vida, sería sin duda “el vuelo del moscardón” de Nikolái Rimski-Kórsakov,
y si fuese la escena de una película sería alguna de Guy Ritchie, “Lock and Stock and Two Smoking Barrels” o “Snatch, Cerdos y Diamantes”.
¡Un momento! Seguimos. Sin tiempo. No hay descanso.